La electrónica
y la informática ha permeado en nuestro quehacer cotidiano, influenciando y
cambiando nuestras culturas y tradiciones. Nuevas tecnologías aparecen o se
actualizan con una rapidez muy alta, haciendo que la adaptación a estas
innovaciones también se produzcan a una velocidad acelerada, y en consecuencia
todas las personas (sobre todo los adultos) que quieran hacer uso de esas
innovaciones tendrán que realizar un esfuerzo por adquirir las competencias
necesarias para dominar su uso.
Muchas veces
el cambio continuo de tecnologías y la poca adaptación de éstas por parte de
las personas promueve el analfabetismo tecnológico, es decir, que no se cuentan
con los conocimientos y habilidades necesarias para manejarse óptimamente en la
cultura digital, como saber buscar información, seleccionarla, elaborarla y
difundirla.
Por otro
lado, a todas horas y diariamente recibimos una avalancha de información
proveniente de los diferentes medios de difusión masiva (radio, televisión,
internet, etc.). Sucede un fenómeno curioso, y es que a pesar de la cantidad de
información, también existe la desinformación pues el manejo de tal cantidad de
datos provoca la pérdida del significado de los mismos (A. Pérez, 2001). Por lo
tanto, uno de los retos que en estos tiempos afronta la educación es formar
individuos capaces de manejar inteligentemente la información, de tal manera
que les permita discriminar lo importante de lo superficial.
Como se
comentaba en el anterior post, las nuevas tecnologías de la información han
provocado que aparezca un campo fértil de empleo en casi todas las empresas
(públicas o privadas) con el fin de que se haga uso de la informática y la
electrónica para facilitar el manejo de la información, así como el intercambio
de la misma. También ha propiciado la aparición de los puestos de trabajo “a
distancia”, donde uno puede realizar sus actividades laborales frente a una
computadora con acceso a internet, sin el inconveniente de tener que
trasladarse a un centro corporativo u oficinas. Resulta conveniente mencionar que
estos nuevos puestos ocupacionales requieren una formación para poder explotar
todo el potencial de las tecnologías digitales.
Todo lo
anteriormente comentado provoca un desajuste de los sistemas educativos, ya que los
cambios dentro de ellos son realizados lentamente, en contraposición con el
acelerado cambio de tecnologías informáticas y electrónicas. Y esto provoca que
los sistemas educativos estén fuera del contexto actual de la sociedad, pues ésta ya se está volviendo una sociedad de la información, y los sistemas
educativos siguen teniendo una concepción de la enseñanza enfocada a las
sociedades industriales, sociedades que han entrado en declive durante los
últimos años.
En la
siguiente publicación hablaremos de los retos que tiene que enfrentar el
quehacer educativo frente a las tecnologías digitales.
Fuente:
Introducción a la Tecnología Educativa. Manuel Area Moreira. 2009.
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