Uno de los procesos más o menos complejos en el ambiente educativo es quizás la evaluación del aprendizaje, cuyo fin es mostrar el desempeño individual de nuestros estudiantes.
Antes de profundizar más en el tema, debemos de contestar un par de cuestiones: ¿qué es evaluar?, ¿es lo mismo evaluar que calificar?, ¿cuántos tipos de evaluación existen?, estas son algunas preguntas que en la mayoría de los casos nos hacemos lo profesores en algún momento de nuestra labor docente.
Reflexionaremos sobre las primeras dos preguntas. La evaluación es un proceso de búsqueda de información con el fin de analizarla y con base en ello tomar una serie de correcciones para ser aplicadas al proceso educativo. En cambio, calificar básicamente es obtener un calificativo numérico, alfabético o de palabras por medio de las cuales supone un juicio inmediato sobre una serie de actividades mediatas.
De lo anterior, se extraen las siguientes afirmaciones: la calificación está determinada por una serie de pruebas (o exámenes) que son aplicados al estudiante y sirven para determinar un solo rasgo educativo; la calificación forma parte de la evaluación, es decir, es un rasgo de ésta última. La evaluación monitorea el proceso mismo al que el alumno ha llegado a dicho conocimiento, y con base en ello puede o no aplicar ciertas correcciones sobre el mismo.
Por lo tanto, la calificación se obtiene sumando todos los aciertos que haya obtenido el alumno en una prueba, examen o test. La evaluación toma en cuenta a la calificación, pero también agrega una serie de rasgos psicológicos y fisiológicos obtenidos de la observación del profesor.
¿Cuáles son esos rasgos, susceptibles de ser incluidos en el proceso de evaluación? Muchos de los que a continuación se enlistan ya son muy conocidos por los profesores: asistencia, limpieza, puntualidad, respeto, atención, comportamiento, intervenciones significativas, participaciones personales o grupales en ciertas actividades, tareas individuales o compartidas, entrega de tareas o trabajos inmediatos o programados, calidad en las exposiciones, etc.
Aunados a los anteriores, existen otros rasgos que los docentes deberíamos de conocer, entre los cuales destacan: análisis (crítico, lógico, sintético, reflexivo), síntesis, memoria, razonamiento, creatividad, fluidez, invención, comparación, etc.
De esta manera, concluimos que la evaluación debe ser un proceso continuo, y que debe de estar definido por una serie de rasgos a evaluar, ya que con ellos se pretende realizar una Evaluación Integral de nuestros estudiantes.
En el próximo post hablaremos de los Tipos de Evaluación.
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